¿Por qué existe la desigualdad económica actual?

Esta es una de las cuestiones clave que Oded Galor trata en su libro El Viaje de la Humanidad, en el que destaca la importancia de las características geográficas, la diversidad y los eventos históricos tempranos en la formación de culturas e instituciones que han favorecido o dificultado el crecimiento económico.​ En la imagen de la derecha podemos observar las diferencias de renta per cápita entre los países en 2017.
El primero de los factores que dificultó el crecimiento de algunos países tras la revolución industrial fue el comercio internacional durante el siglo XIX, impulsado por la industrialización europea, que condujo a que las naciones industrializadas se especializaran en la elaboración de bienes manufacturados, mientras que las economías menos desarrolladas enfocaran, y prácticamente limitaran, su actividad económica a la producción agrícola y la explotación de materias primas y recursos naturales. ​

Un segundo factor que Galor considera de particular relevancia es el relativo a las instituciones. El autor argumenta que las instituciones inclusivas son fundamentales para el progreso de los países, mientras que las extractivas tienden a obstaculizarlo.​ 

Por un lado, las instituciones inclusivas son estructuras sociales, normativas y organizativas, diseñadas para promover la igualdad de oportunidades y la participación equitativa de todos los individuos, independientemente de sus características personales, como género, raza, etnia, religión o discapacidad. Estas instituciones buscan eliminar barreras que puedan excluir a ciertos grupos, garantizando el acceso pleno y sin discriminación a recursos y servicios, así como la participación general en todos los aspectos de la vida social, económica y política. Su objetivo es construir sociedades en las cuales la diversidad sea valorada positivamente y en las que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de contribuir y beneficiarse por igual.

Por otro lado, las instituciones extractivas se refieren a estructuras políticas y económicas que favorecen la concentración de poder y recursos en manos de unos pocos, en detrimento del bienestar general de la sociedad. Estas instituciones, a menudo asociadas con gobiernos autoritarios o corruptos, facilitan la extracción de riqueza para beneficio de élites selectas, limitando la participación equitativa y el acceso a oportunidades para la población en general. En lugar de fomentar la competencia y la innovación, las instituciones extractivas tienden a perpetuar desigualdades y obstaculizar el desarrollo sostenible al socavar la inversión en educación, salud y otros servicios públicos esenciales. Este modelo institucional se caracteriza por su falta de inclusividad y por generar un entorno en el que los derechos y beneficios son desiguales y mal distribuidos.

Oded Galor concluye que las diferencias en instituciones políticas han contribuido a las disparidades entre naciones actuales, poniendo como ejemplo a Corea del Norte y Corea del Sur, destacando, además, la importancia de la aplicación en el momento adecuado de las medidas necesarias para poder revertir rápidamente una mala situación económica. 

Como tercer factor explicativo, destaca el impacto del colonialismo en los territorios colonizados por la respectiva potencia. Al respecto, argumenta que algunas colonias, una vez independizadas políticamente, quedaron sumidas en la pobreza por factores tales como las herencias de los sistemas jurídicos de los colonizadores, las condiciones climáticas, la densidad de su población y la prevalencia de enfermedades, lo que ha constituido un enorme obstáculo para su crecimiento económico.

Por otro lado y en cuanto al factor cultural, Galor explica que las normas culturales se desarrollan en respuesta a condiciones geográficas, históricas y tecnológicas específicas y que, estas normas, pueden perdurar y afectar a la sociedad a largo plazo, concluyendo que la diversidad cultural mundial es el resultado de la adaptación de cada sociedad a su entorno particular.​ En este apartado, destaca el período de la Ilustración como el de la "cultura del crecimiento", que fomentó la confianza en el progreso científico y tecnológico para construir un mundo mejor.​ También destaca las ideas de figuras como Martín Lutero, Juan Calvino y Max Weber. En suma, algunas sociedades adoptaron normas culturales que aceleraron el progreso tecnológico, estableciendo un círculo virtuoso de crecimiento, mientras que otras se quedaron estancadas durante más tiempo.


Asimismo, en su obra Oded Galor se refiere al importante papel que juega la geografía, por su influencia, desde la propia productividad agrícola hasta la formación de instituciones y rasgos culturales. ​Además de la geografía, alude a factores como la especialización agrícola y la importancia creciente de las áreas urbanas y de como estas afectaron a la dinámica económica. ​La tecnología y la innovación se trasladaron a entornos urbanos por lo que la ventaja agrícola inicial disminuyó. Esta circunstancia lleva a poder explicar como la cuna de la revolución neolítica no lidera en prosperidad económica y así la renta per cápita en China e India es en la actualidad muy inferior a la de Corea del Sur o Japón, países estos últimos que, sin embargo, experimentaron la revolución miles de años después de los primeros.


Finalmente, hay que destacar la importancia de la diversidad social. En este apartado, podemos extraer como conclusión que, aunque la diversidad social puede fomentar la creatividad y el progreso, también puede causar conflictos.​ Galor destaca en este sentido un patrón llamado "efecto con forma de joroba" que indica que. niveles intermedios de diversidad, han sido los más propicios para la prosperidad económica, por lo que propone el diseño de políticas que permitan aprovechar sus beneficios y mitigar sus efectos adversos.​

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